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18 junio, 2010
Estudio del BID halla poco probable que los grandes desastres naturales afecten el crecimiento a largo plazo
El orden institucional desempeña un papel importante en la capacidad de los países para crecer
Es poco probable que los grandes desastres naturales afecten el crecimiento económico a largo plazo, a menos que sean seguidos por un trastrocamiento radical del orden institucional de la sociedad, según un nuevo estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La investigación, que analiza el impacto de los grandes desastres naturales, arroja nueva luz sobre los efectos a largo plazo de estos sucesos en el crecimiento económico. Las teorías económicas existentes no ofrecen una predicción clara sobre el impacto potencial.
El estudio analizó a un conjunto de datos empíricos sobre desastres naturales y los indicadores económicos de más de 100 países entre 1970 y 2000. La investigación definió a un desastre grande cuando la tasa de mortandad superó 7 personas por millón de habitantes – aproximadamente la tasa alcanzada por el huracán Katrina, que azotó los Estados Unidos en 2005.
Muchos otros eventos recientes superaron ese promedio. El tsunami del 2004 en el Océano Índico mató a 772 personas por millón de habitantes en Indonesia y casi 2.000 por millón de habitantes en Sri Lanka. Según las estimaciones más recientes, el terremoto del 2010 en Haití mató a más de 20.000 personas por millón de habitantes, y el terremoto en Chile mató a 17 personas por millón de habitantes.
El estudio permitió establecer diferentes muestras de países que cumplían con los criterios preestablecidos y contaban con suficientes datos como para medir el impacto económico después de los desastres. Para cada una de las muestras de países, los investigadores compararon el desempeño económico en esos países con lo que habría sucedido en ausencia de desastres. Para obtener este estimado, crearon grupos de comparación basados en datos de países no afectados por desastres naturales.
El estudio muestra que sólo los acontecimientos sumamente catastróficos —aquellos con tasas de mortalidad superior a 230 personas por un millón de habitantes— parecen tener un impacto duradero en el producto per cápita.
De la muestra estudiada, sólo cuatro eventos superan esa marca y, a su vez, se contaba con suficientes datos para realizar el análisis: el terremoto ocurrido en Nicaragua en 1972, el huracán de Honduras en 1974, el terremoto de Irán en 1978 y el huracane e inundaciones que azotaron República Dominicana en 1979.
A primera vista, los efectos parecen grandes. Diez años después de los eventos, el promedio del producto interno bruto per cápita de los cuatro países de esa muestra fue de 10 por ciento menos de lo que era en el momento del desastre. A su vez, en el grupo de países que se usó como comparativo, el producto per cápita sería 18 por ciento más alto de lo que fue en el momento de la catástrofe. En total, esto implica un efecto de casi 30 puntos porcentuales de pérdida en el producto per cápita al cabo de 10 años en comparación al escenario en el que no hubiera desastres.
Sin embargo, cuando los investigadores evaluaron los casos individuales de los países afectados, encontraron que los resultados sólo tienen una significación estadística en los casos de Irán y Nicaragua, países que sufrieron radicales revoluciones políticas luego del los desastres naturales.
"Este estudio intenta establecer el efecto causal entre los desastres naturales y el crecimiento económico”, dijo Eduardo Cavallo, el economista del BID que dirige el estudio. "demuéstralos resultados indican que las economías se recuperan de la conmoción, a menos que los desastres naturales aumenten la probabilidad de una revolución política radical que altere la organización institucional".
Los resultados, sin embargo, no descartan la necesidad de proveer asistencia internacional después de un gran desastre natural. Los países necesitan el apoyo de la comunidad internacional para hacer frente a los problemas sociales y financieros que se derivan de la destrucción. Las necesidades humanitarias son enormes, y pocos países tienen los recursos necesarios para absorber las consecuencias inmediatas de los desastres y reparar la infraestructura dañada, dijo Cavallo.
"Los desastres naturales pueden ser una experiencia muy traumática para los países y la asistencia es fundamental para aliviar el sufrimiento humano y fomentar al mismo tiempo la confianza en la capacidad de recuperación del país", dijo Cavallo.
Eduardo Cavallo
Economista de Investigación y Especialista del BID
cavalloe@iadb.org
Maclovia Perez
801-833-2793
Coordinadora Red de Peruanos en Utah
E-mail:redperuenutah@gmail.com
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Corresponsal Red Democratica del Peru