En noviembre de 2012, millones de los latinos ciudadanos americanos serán elegibles para votar. Archivo/La Opinión

Por EFE
 Washington  -   El llamado “voto hispano” representó apenas el 9% de todos los votos emitidos en la elección presidencial de 2008, pero las peculiaridades del sistema electoral de Estados Unidos hacen que la presencia de esos votantes en algunos estados sea crucial para el resultado nacional.
Mientras el presidente Barack Obama, que en 2008 se llevó el 67% de los votos de los hispanos, y los aspirantes a la candidatura presidencial republicana hacen sus cálculos sobre este bloque de sufragios, los votantes hispanos encuentran, una vez más, que son solo fichas en un juego mayor.
Dado que la elección presidencial en Estados Unidos es, en realidad, por voto indirecto y se resuelve en un Colegio Electoral al cual envían los estados delegaciones proporcionales a su población, la presencia de hispanos en algunos de ellos vuelve crucial su sufragio.
En Nuevo México, por ejemplo, el “voto hispano” subió del 32% del total en 2004 al 41% en 2008; en Texas se mantuvo en el 20%, en Arizona subió del 12% al 16% y en Nevada del 10% al 15%. En Florida, donde reside la colectividad cubana, el “voto hispano” ronda el 15% del sufragio total.
Pero los “hispanos” son mucho más diversos que el estereotipo, y los políticos que buscan sus votos no pueden usar el mismo discurso con los cubanoestadounidenses de Florida, con los puertorriqueños de Nueva York y Nueva Jersey, los mexicoestadounidenses de California o Arizona, y los otros muchos inmigrantes de origen latinoamericano en Illinois o Virginia.
Según el Censo de 2010, la población que se identifica como “hispana” o “latina” creció un 43% entre 2000 y 2010, dato cuya magnitud salta a la vista frente a un crecimiento del 9.7% de la población total.
La representación en la Cámara baja del Congreso se hace en proporción a la población y su distribución en distritos cuyos límites se reacomodan de acuerdo con las cifras del Censo más reciente.
Todavía no se han completado aún los nuevos distritos electorales para los comicios de 2012, pero hay por lo menos 118 distritos existentes donde más de una quinta parte de la población es hispana.
Cuando se trazaron los distritos sobre las cifras del Censo de 2000 sólo 28 de tales distritos tenían un 20 por ciento de votantes hispanos.
De esos 118 distritos donde el voto hispano tiene peso, más de 90 están en California, Texas, Florida y Nueva York, los estados que enviarán las delegaciones mayores al Colegio Electoral después de la votación de noviembre próximo.
De acuerdo con las encuestas actuales los hispanos siguen inclinándose más a favor de los demócratas en el Congreso y del presidente Obama en la Casa Blanca. Pero ellos no tienen asegurado el voto hispano.
Los hispanos que votan -es decir los que ya son ciudadanos estadounidenses- salieron tan golpeados como el resto de la población por la recesión de 2007 a 2009, pero su índice de desempleo supera el 11 por ciento, comparado con un 8.6% entre la población en general.
Y entre los “hispanos” y “latinos” que tienen familiares y amigos que son indocumentados ha cundido la decepción- desde que Obama llegó a la Casa Blanca nada se ha hecho para una reforma integral de las leyes de inmigración y, en cambio, se ha acelerado el ritmo y expandido el alcance de las deportaciones.
Pero si los votantes hispanos se sienten poco entusiasmados para concurrir a votar por Obama en 2012, tienen razones para sentirse más preocupados por cualquiera de los siete republicanos que por ahora compiten por la candidatura de su partido.
En su ristra de debates televisados todos los aspirantes presidenciales republicanos han propuesto la fortificación de la frontera de EEUU con México, castigos para los empleadores de indocumentados, la supresión de ayudas escolares y asistencia social y diversos matices de una deportación que no se animan a definir.
El único de ellos que presta atención a las preguntas sobre qué hacer con más de 12 millones de inmigrantes indocumentados que ya están en el país -y algunos de ellos han estado por décadas- ha sido el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich.
Su propuesta- alguna forma de legalización para los indocumentados que han formado familia, que han pagado impuestos, que son miembros de una iglesia, buenos vecinos y empresarios, que les permita trabajar legalmente en Estados Unidos. Pero nunca podrán obtener la ciudadanía... en otras palabras, no se corre el peligro de que voten por los demócratas.
Algunos analistas han mencionado otro posible anzuelo para la pesca republicana del voto hispano- la designación de un hispano o una hispana para la candidatura vicepresidencial en 2012.
Así, se mencionan los nombres del debutante senador de Florida, Marco Rubio -voto cubano, pero quizá no muy atractivo en el sudoeste del país- y la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, de ascendencia mexicana.