jueves, 4 de noviembre de 2010

PREDICCIONES DE OPPENHEIMER ...

La avalancha republicanaEL INFORME OPPENHEIMER

El triunfo republicano en las elecciones intermedias del martes probablemente produzca recortes presupuestarios que afectarán la ayuda externa estadounidense a Latinoamérica y el Caribe, y también generará posturas anti-inmigratorias más duras en el nuevo Congreso. Eso no va a cosechar muchos aplausos en América Latina.
Pero en el aspecto positivo, el triunfo republicano aumentará significativamente las posibilidades de que el Congreso apruebe los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá, cuya ratificación está pendiente desde hace años.

Veamos cada uno de estos y otros temas:
* En lo relacionado a la ayuda externa, según fuentes republicanas y demócratas del Congreso, el impacto regional más inmediato de la avalancha republicana --que le dará el control de la Cámara de Representantes y una mayor presencia en el Senado al Partido Republicano-- será un mayor apoyo a reducir la ayuda externa.

El congresista Eliot L. Engel, presidente del Subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara, me dijo en una entrevista que ‘‘cuando se tiene un Congreso republicano que habla de recortar el 25 por ciento del presupuesto, habrá una enorme presión para recortar la ayuda externa'', que podría incluir los programas antidroga como el Plan Mérida destinado a México y Centroamérica, el Plan Colombia y la ayuda a Haití.

"Eso me pone nervioso'', dijo Engel. "Sería un gran error, porque en un momento en el que países como Brasil y Venezuela están aumentando su influencia regional, lo peor que podemos hacer es cortar la ayuda externa y dar la impresión de que nos estamos desentendiendo de la región''.
Una fuente cercana al liderazgo del Partido Republicano en el Congreso me admitió que "vamos a hacer recortes generalizados tanto en lo doméstico como en lo internacional, y no van a haber excepciones ni vacas sagradas''. Y agregó: ‘‘Yo esperaría recortes incluso en el Plan Mérida''.

Otro influyente legislador republicano, el congresista Connie Mack de la Florida, quien probablemente reemplace a Engel como presidente del Subcomité del Hemisferio Occidental, me dijo que "todo será examinado. Debemos asegurarnos de gastar cada dólar con sabiduría y prudencia''.

* En materia de inmigración, no hay dudas de que el nuevo Congreso tendrá una postura más anti-inmigrante que el actual. Las posibilidades de que se apruebe una reforma inmigratoria integral que incluya una vía a la legalización de los más de 11 millones de indocumentados se verán ahora muy reducidas.
"Creo que no ha habido ningún Congreso desde 1924 --y por cierto, ninguno en los últimos 50 años-- compuesto por legisladores más dispuestos a reducir la inmigración legal e ilegal que los que fueron electos [el martes]'', dice Roy Beck, director de Numbers USA, un grupo que se define "a favor de niveles más bajos de inmigración''.

Los congresistas republicanos Lamar Smith de Texas y Steve King de Iowa --ambos entusiastas partidarios de la Ley de Arizona y de otras drásticas medidas anti-inmigratorias-- se convertirán respectivamente en presidentes del Comité Judicial de la Cámara y de su subcomité de inmigración.

Alrededor de 36 legisladores que apoyaban una vía a la legalización de indocumentados han perdido sus bancas. El nuevo Congreso sólo tendrá 170 miembros que apoyan una vía condicionada a la legalización de los inmigrantes ilegales, un número muy inferior a la mayoría de 218 votos que requeriría aprobar esa medida, según Numbers USA.
* Los acuerdos comerciales pendientes con Colombia y Panamá tienen mejores posibilidades de ser aprobados, entre otras cosas porque el probable nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John A. Boehner de Ohio, es un firme partidario de esos acuerdos comerciales.
Los acuerdos de libre comercio con ambos países ‘‘probablemente sean revividos y aprobados'' en el nuevo Congreso, me confirmó Mack.
* Con respecto a Venezuela y Cuba, el nuevo Congreso será más crítico del presidente venezolano Hugo Chávez y de la dictadura militar cubana. Pero, a menos que haya sorpresas, es improbable que apruebe nuevas sanciones contra cualquiera de los dos países.

Mi opinión: los legisladores republicanos que ganaron el martes no son un grupo homogéneo, y muchas de sus propuestas más radicales encontrarán frenos dentro de su propio partido.
Mack, por ejemplo, está a favor de incluir a Venezuela en la lista del Departamento de Estado de países que apoyan el terrorismo, pero la probable presidente del Comité de Relaciones Exteriores del nuevo Congreso, la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen --quien apoyó esa idea hace unos años-- ahora está en contra, argumentando que eso perjudicaría a sus votantes venezolanos en Miami.

Además, el Senado seguirá controlado por los demócratas, lo que contribuirá a mantener un sistema de pesos y contrapesos en Washington. Habrá suficientes moderados en posiciones clave como para impedir que los aislacionistas conviertan a Estados Unidos en una fortaleza cerrada al mundo.
 

Según los defensores de los derechos de los inmigrantes, las cosas se pondrán feas tanto para los residentes legales como para los ilegales. Muchos de los candidatos republicanos que se están postulando para el Congreso son ultraconservadores que quieren aprobar leyes que exijan a las fuerzas policiales locales detener a sospechosos de estar ilegalmente en el país para pedirles sus documentos inmigratorios, afirman.
Eso sería una licencia para detener a cualquier persona de apariencia hispana, incluso a los ciudadanos, señalan.
Casi todas las encuestas pronostican que el Partido Republicano volverá a ganar control de la Camara de Representantes y --si le va extremadamente bien-- incluso puede llegar a controlar el Senado.

Si los republicanos recuperan la Cámara de Representantes, el representante Lamar Smith (republicano por Texas) se convertiría en presidente del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara, que supervisa todos los temas de inmigración. Se trata de un legislador que quiere negar el derecho constitucional de ciudadanía por nacimiento a los hijos de trabajadores indocumentados, aunque eso requiera cambiar la Constitución.

Eso sería un disparate absoluto. A menos que uno esté de acuerdo con hacer redadas para arrestar y deportar a todos los bebés con cara de extranjeros, lo que haríamos sería crear una subclase de millones de jóvenes indocumentados, privados de educación y de servicios de salud. Los carteles del delito organizado estarían encantados: tendrían un ejército de jóvenes marginales, frustrados, a los que podrían reclutar por varias generaciones.

Otro entusiasta defensor de las leyes antiinmigración, el representante Steve King, republicano de Iowa, se convertiría en presidente del subcomité de inmigración del Comité Judicial de la Cámara. Se trata de un legislador al que la Liga Anti Difamación, un grupo defensor de los derechos civiles, describió como alguien que ``ha caracterizado a los inmigrantes -legales e indocumentados- como criminales y portadores de enfermedades''.

Si los republicanos pasan a controlar el Senado, el senador Jeff Sessions, republicano por Alabama, otro partidario de medidas draconianas contra los indocumentados, se convertiría en el presidente del Comité de Asuntos Judiciales del Senado.

Y se integrarían al Senado varios nuevos legisladores de la extrema derecha de su partido que apoyan la ley de Arizona, como los candidatos republicanos Marco Rubio de Florida, Rand Paul de Kentucky, Pat Toomey de Pennsylvania, Ken Buck de Colorado, y Sharron Angle de Nevada.
``Si los republicanos retoman la Cámara de Representantes y el Senado, tendremos algunas de las leyes antiinmigratorias más duras de la historia de Estados Unidos'', dice Frank Sharry, presidente de America's Voice, un grupo de Washington D.C. que apoya una reforma migratoria integral que incluya la legalización de indocumentados. ``Será más frecuente que los latinos sean detenidos por las policías locales para exigirles sus papeles de inmigración''.

Las encuestas revelan que está creciendo la ansiedad entre los hispanos. Una nueva encuesta realizada por el Pew Hispanic Center revela que un 61 por ciento de los hispanos siente que ha aumentado la discriminación, mientras que en 2007 solo un 54 por ciento afirmaba lo mismo. Casi el 80 por ciento de los hispanos estadounidenses se oponen a la ley de Arizona.

Los republicanos dicen que el Partido Demócrata está tratando de sembrar el miedo entre los hispanos, porque temen que muchos hispanos -que votan masivamente por el Partido Demócrata- no salgan a votar porque están frustrados por la crisis económica y porque la administración Obama no ha cumplido con su promesa de aprobar una reforma inmigratoria.
Según los republicanos, son los propios demócratas los que han sido un obs-táculo para arreglar el problema inmigratorio, porque han estado proponiendo proyectos de ley poco realistas. Las propuestas legislativas inmigratorias demócratas han sido ``una táctica politica'' destinada a dejar mal parados a los republicanos, y poder culparlos de la falta de progreso en el tema migratorio, me dijo esta semana el ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez.
Mi opinión: Si los republicanos ganan la Cámara de Representantes, pero no el Senado, habrá un sistema de equilibrios que impedirá que las leyes antiinmigratorias más extremas sean aprobadas por el Senado. Incluso, podríamos ver un nuevo esfuerzo de ambas cámaras por aprobar una reforma migratoria integral, que simultáneamente aumente los controles migratorios y permita una vía para la legalización de los indocumentados.

Pero si los republicanos ganan ambas Cámaras, podríamos ver una retórica más extrema --y medidas antiinmigratorias aun más severas-- saliendo del nuevo Congreso. Los defensores de leyes como la de Arizona tendrían más aliados que nunca en ambas cámaras. 





Maclovia Perez
801-833-2793
Coordinadora Red de Peruanos en Utah*USA*
E-mail:redperuenutah@gmail.com
http://redperuenutah.blogspot.com/
Corresponsal Red Democratica del Peru
Si el Partido Republicano consigue un triunfo aplastante en las elecciones legislativas del 2 de noviembre, es posible que veamos un Congreso mucho más favorable a leyes contra la inmigración como la de Arizona, que según muchos latinos aumentan la discriminación contra todos los inmigrantes.
La ola antiinmigrante

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