viernes, 9 de septiembre de 2011


BOLETIN No 9
FORUM DEBATE:
RETOS y DESAFIOS DE LA POLITICA EXTERIOR DEL PERU

Los embajadores vitalicios de Torre Tagle

09/Septiembre/2011
Cronica del Debate al 26/agosto/2010 :
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Documentos adjuntos (final de pagina):

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(RED)

"El Canciller ha declarado que él se opuso a esa disposición, pero que el Congreso la aprobó ignorando su posición. ¡Por favor, Canciller! ¿Por qué no promovió la observación de la norma por parte del Ejecutivo, en vez de saludar su promulgación?" (Oscar Schiappa-Pietra) (La Republica 25 agosto 2010).

Uno de los más claros y precisos diagnósticos sobre  los sucesivos fracasos del Perú como Estado-nación es el que nos legó el gran historiador Jorge Basadre. En efecto, la guerra del Pacífico desnudó las carencias y limitaciones de un país asentado en lo que llamó “el Estado empírico y el abismo social”. Desde entonces, mucho hemos avanzado, pero en lo que al Estado respecta se siguen manejando las instituciones en función de intereses particulares y no, como reza el principio jurídico, por la naturaleza de las cosas.  

1. Antecedentes SDP

El Servicio Diplomático del  Perú (SDP) parecía una excepción a esta regla; una  isla de eficiencia e institucionalidad en medio de un mar de “empirismo”. La diplomacia peruana estuvo en diversos momentos a la vanguardia en lo que respecta a la formación de cuadros y a la promoción de los intereses sustanciales del país en el exterior. Muchos diplomáticos peruanos -formados en Torre Tagle- han dejado una marca indiscutible de buena preparación y de manejo eficiente de los asuntos internacionales. 

En los años 50 nuestro país fue uno de los pioneros en América Latina en la creación de una Academia Diplomática para formar a los funcionarios diplomáticos que representan y negocian en nombre de la nación. De esta manera, se intentó dar un sentido eminentemente profesional a la carrera diplomática, desligado de las presiones y manipulaciones políticas. En América Latina, solo Brasil y Chile pudieron crear y mantener una institución diplomática de perfil y nivel similares.  No obstante, este panorama se alteró profundamente durante el decenio fujimorista. 

2. Decenio Fujimorista

En efecto, con la colusión de un sector de funcionarios del propio Torre Tagle, el régimen dictatorial efectuó una razzia que significó la ilegal separación de 117 funcionarios y diversas acciones encaminadas a hacer del Servicio Diplomático una herramienta más para llevar adelante sus designios totalitarios. Esta operación le significó al país un grave daño que se expresó de inmediato en las dificultades que padeció para afrontar el conflicto con Ecuador en 1995. El Acta de Itamaraty,  firmada con ocupación de tropas ecuatorianas es la mejor expresión de esa sumisión a la dictadura así como las mal suscritas Convenciones de Lima que tuvieron que ser dejadas sin efecto por Perú y Chile por la demanda de determinados sectores  políticos de nuestro país.    

De todas formas, la capacidad residual  y la presión de los sectores democráticos permitieron que  Torre Tagle no terminara de sucumbir al intento de cooptación de la dictadura.  Al recuperarse el Estado de derecho en el presente siglo,  volvió también la institucionalidad a Torre Tagle. Sin embargo, las consecuencias del decenio anterior se hicieron sentir en una diplomacia que debía y debe modernizarse para estar, como otrora, a la vanguardia en la formación y capacidad de sus cuadros. La era de la globalización y la revolución en las comunicaciones requerían –y requieren- que quienes  representen y negocien por el Perú tengan una sólida   formación académica y profesional. 

3. Nueva Ley del Servicio Diplomatico 

Es en ese contexto que el año 2003 se dio una nueva Ley del Servicio Diplomático que apuntaba a cristalizar en Torre Tagle una carrera basada en el mérito y en la superación profesional. No obstante, se dejó pendiente un tema vital para la salud de la institución, a saber el hecho que el Servico Diplomatico Peruano se haya convertido en una pirámide al revés

En efecto, del universo de alrededor de 700 funcionarios diplomáticos más de 100 tienen la más alta categoría de Embajador. Por el contrario, en el escalafón más bajo –Terceros Secretarios – el número es muy inferior. Como reza el proverbio norteamericano, bien podría decirse de Torre Tagle: “too many chiefs, no indians”. Es decir, hay más generales que soldados.  

Los problemas de la institución diplomática en el Perú  continúan agravándose por la ambición e ineptitud de quienes están al frente de la institución. Además, desde julio del 2006 se produjo una suerte de restauración del esquema que imperó en los años 90. El año 2009 el Congreso de la República aprobó un dictamen de modificaciones a la Ley del SDP – propuestas por el Ejecutivo -  que incluyeron medidas que, lejos de superar las taras antes señaladas, las agravó

Una de las disposiciones  más controvertidas e inconstitucionales del texto de modificaciones a la Ley del SDP es la del retiro de los funcionarios a los 70 años o luego de haber cumplido 20 años en la categoría, la cual sólo  se aplica a los funcionarios que ascendieron después del año 2000. En otras palabras, un número importante de Embajadores que ascendieron  antes del  año 2000 gozan  del privilegio de estar en situación de actividad y en la máxima  categoría por más de 20 años. 

 Así, no sólo no se solucionó el problema del cuello de botella y “sobrepoblación” en la categoría más alta, sino que se congeló la situación de funcionarios que han pasado más de la mitad de sus carreras como Embajadores. Esto es a todas luces inaudito e inadmisible. Si esta situación continúa así, bien podría plantearse en algún momento que la categoría de Embajador en el Perú tenga un carácter vitalicio (vitalicio por cierto para un grupo de privilegiados que ascendieron antes del 2000). 

La “reforma” de la ley del SDP no tuvo un sustento basado en el mejoramiento de la carrera diplomática. Algunas de las modificaciones denotaron un claro intento de venganza y ajuste de cuentas interno en Torre Tagle. Este es el caso de la norma del pase a la disponibilidad

Tradicionalmente, la norma del pase a la disponibilidad ha sido un derecho de todo funcionario que le permitía sin expresión de causa apartarse momentáneamente del Servicio por cinco años. Este plazo ha sido rebajado a tres años y la disponibilidad ya no es un acto unilateral, sino que requiere del visto bueno del Canciller de turno. 

El propio Colegio de Abogados de Lima ha cuestionado la constitucionalidad de algunas normas de la ley vigente que afectan principios tan elementales de igualdad para el acceso a la función pública, que comprende el derecho al ascenso de los funcionarios públicos. En particular, el Colegio cuestiona la norma discriminatoria antes señalada que permite que algunos Embajadores que ascendieron antes del 2000 estén por encima de la regla de jubilación después de haber cumplido 20 años en la categoría. Cuando se le preguntó al entonces Canciller García Belaunde si la norma lo beneficiaba ensayó una respuesta ambigua diciendo que no, que el había propuesto 65 años y que estaba en desacuerdo. Es decir, no dijo la verdad, cuando todos saben que esa norma pudo ser vetada por su íntimo amigo el ex Presidente Alan García Pérez .   

Otras normas inconstitucionales que limitan al máximo la movilidad en la carrera diplomática peruana son las exigencias de requisitos como prestar servicios en Consulados o puestos directivos para poder ascender a Embajador. Es evidente que dichas normas están hechas para poner una barrera adicional a la máxima categoría. Aunque es conveniente que antes de llegar a ser Embajadores los funcionarios se desempeñen en Consulados y en puestos directivos, ello no depende de sus voluntades. Al aplicarse una norma de esta naturaleza se configura un trato discriminatorio que no hace sino cristalizar la actual situación de inmovilismo en la categoría superior. Esta disposición también ha sido rigurosamente analizada y criticada por el Ilustre Colegio de Abogados de Lima en su impecable informe jurídico.  

4. Embajadores cuasi vitalicios y el interés nacional peruano

Regresando al plano nacional cabe preguntarse ¿es necesario para el interés del Estado contar con Embajadores cuasi-vitalicios? Lo cierto es que los Embajadores beneficiados con el status quo nunca pasaron por las altas vallas que hoy se exigen para los funcionarios que aspiran a llegar a su categoría. No se les exigió maestrías, dominio de idiomas, artículos, libros, puestos directivos, trabajo en Consulados, ni nada por el estilo. Sin mencionar que muchos de ellos tienen como mayor mérito el haber medrado en los entornos del poder, especialmente en la década fujimontesinista, para alcanzar la posición que hoy detentan. En muchos casos, su mediocridad los lleva a aferrarse a la categoría “nobiliaria” de Embajador porque son conscientes de que en el sector privado o en cualquier institución organizada en torno a la eficiencia no podrían sobrevivir.  

Sin embargo, los Embajadores criollos han demostrado tener una gran habilidad para hacer pesar su “causa” en los círculos del poder.  Más de un congresista desavispado se ha comprado su argumentación en el sentido que su “experiencia” es vital para el interés nacional. Son los mismos Embajadores que en los años 80 – cuando el joven Alan García llegó al poder por primera vez -  promovían la renovación de cuadros y el grito de Gonzáles Prada: “los jóvenes a la obra”. Hoy, a la manera de Lampedusa, el discurso debe cambiar para que nada cambie. “En el mundo moderno lo que vale es la experiencia” – hacen decir a los padres de la patria. Si esa misma habilidad que muestran para disfrazar su interés particularcomo interés general la tuvieran para servir a la nación, el Perú tendría la mejor diplomacia del mundo. 

 Así, nuestro Servicio Diplomático, otrora reconocido por su profesionalismo y  que atraía a jóvenes capaces y con proyección de servir a su país en el exterior, viene cristalizando unperfil institucional anacrónico, cada vez más alejado de lo que el país necesita para consolidar su despegue en el sistema internacional que emerge en el nuevo siglo. 

Se atribuye a Clemenceau la frase: “la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los militares”. En el Perú de hoy que requiere de instituciones sólidas y profesionales para apuntalar su despegue, las relaciones exteriores son demasiado importantes y vitales para dejar que la carrera diplomática sea manipulada por un grupo de Embajadores criollos.

El Presidente de la República, Ollanta Humala, y su Consejo de Ministros ha hecho bien en enviar un proyecto de Ley al Congreso de la República para terminar con los privilegios de unos cuantos que pretenden convertirse en Embajadores vitalicios del Perú  a expensas del erario nacional.

Lima, Septiembre 2011





Maclovia Perez 
801-833-2793 
Fundadora,Coordinadora Red de Peruanos en Utah*USA* 
E-mail:redperuenutah@gmail.com 
http://redperuenutah.blogspot.com 
Corresponsal Red Democratica del Perú 
(1998-2011..) 
http://groups.yahoo.com/group/elección 
Por una política exterior democrática en el Perú

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