Democracia y derechos humanos
Este año que está a punto de culminar será recordado en la historia como una etapa crucial para el futuro de naciones que han sido conmovidas desde sus raíces por rebeliones masivas, a veces cruentas y dolorosas, como es el caso de la denominada "primavera árabe", que hasta ahora ha causado el derrocamiento de varios regímenes autoritarios que se mantuvieron en el poder durante décadas.
El futuro de esos países es incierto y preocupante, pero, al mismo tiempo, alentador. Existen fundadas esperanzas de que en las sociedades árabes se abran nuevos caminos hacia el respeto pleno de los derechos humanos de sus ciudadanos.
Distintos fenómenos contestatarios se han desarrollado en otros continentes, como el denominado movimiento de "los indignados" en países occidentales desarrollados –Estados Unidos a la cabeza– y varios de la Unión Europea. Aquí las movilizaciones de masas, predominantemente jóvenes, han tenido relación con las crisis financieras, con su secuela de desocupación y reducción drástica de la capacidad de consumo de sociedades acostumbradas al bienestar colectivo.
América Latina no ha sido la excepción. En nuestra región, las protestas y movilizaciones están más asociadas a derechos humanos elementales como la educación y la defensa del medioambiente, y a problemas seculares, entre los que destaca la desigualdad en la distribución de la riqueza.
Desde que se dio la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hace ya 63 años, la humanidad ha dado grandes pasos para garantizar y hacer prevalecer libertades fundamentales del ser humano, pero la gran cruzada no termina. Por el contrario, vemos que la desigualdad y discriminación de la mujer, los niños y los discapacitados continúan siendo problemas que reclaman urgente solución en diferentes países del orbe.
La persecución y discriminación racial, étnica y religiosa continúan vigentes en muchas sociedades. Se trata de un combate diario para establecer consensos globales respecto al respeto de los derechos de las poblaciones más vulnerables.
El Perú no es ajeno a esta preocupación mundial. A nuestra condición de país pobre y desigual, durante dos décadas sufrimos las dolorosas consecuencias de una demencial guerra terrorista cuyas heridas aún permanecen abiertas.
Hoy, por primera vez en nuestra historia, el gobierno del presidente de la República, Ollanta Humala Tasso, ha sentado las bases de una nueva política de Estado, que da prioridad a la defensa y garantía de los derechos humanos en nuestra Patria.
En esa perspectiva, el Gobierno ha rediseñado la estructura del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, incluyendo el cambio de denominación, y creando el Viceministerio de Derechos Humanos, con funciones específicas en ese campo.
Tal como lo ha reconocido la Corte Interamericana de Derechos Humanos, también se ha dado un paso adelante al prestar mayor atención al proceso de reparaciones a favor de las víctimas de la guerra contra el terrorismo. No hay democracia auténtica sin derechos humanos.
Maclovia Perez
801-833-2793
Fundadora,Coordinadora Red de Peruanos en Utah*USA*
E-mail:redperuenutah@gmail.com
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Corresponsal Red Democratica del Peru
(1998-2011..)
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Por una política exterior democrática en el Perú