Indignado por las condiciones de vida de los pastores de ovejas en los ranchos del oeste de Colorado, Ignacio Alvarado se dedica ahora a luchar para mejorar las condiciones de vida de sus ex compañeros, a quienes considera "olvidados".
"Trabajé seis años enteros como borreguero en Colorado, por lo que conozco de primera mano los abusos diarios y los malos tratos, así como las malas condiciones de vidas de los cuidadores de ovejas. Mi inquietud es ayudarlos", dijo el ex borreguero (cuidador de ovejas) chileno que llegó legalmente a Estados Unidos hace 23 años para desempeñarse en esa tarea.
Las metas de Alvarado son documentar por medio de entrevistas las condiciones de los borregueros, concientizar a la población sobre esa situación, y obtener el respaldo de organizaciones locales y nacionales para que se ayuden a los trabajadores afectados y eventualmente se cambien las leyes vigentes que gobiernan la contratación de esos trabajadores.
Estadísticas recientes compiladas por Colorado Legal Services revelan que en Colorado trabajan unos 300 pastores ovejeros. De ellos, el 66 por ciento proviene de Perú, un 12 por ciento de México, un 10 por ciento de Bolivia, otro 10 por ciento de Chile, y el resto de Nepal.
"Cuando llegué al país, el salario mensual de los pastores ovejeros era de $650. Ahora, 20 años después, subió a solamente $750, que es lo que requiere el gobierno federal. Es legal, pero me parece un abuso por parte de los rancheros pagar un salario tan bajo a quienes no tienen ni beneficios ni descanso", agregó.
Según un reporte preparado por CLS en enero del 2010, de esos $750 dólares mensuales, los rancheros deducen el costo del viaje del pastor ovejero desde su país de origen hasta Colorado - a pesar de que el empleador, y no el trabajador, debe pagar esos gastos, según las leyes actuales del Departamento de Trabajo federal sobre la contratación de trabajadores huéspedes, es decir, con visas de trabajo temporal H-2A - así como gastos que incluyen vivienda, herramientas y ropa. Por eso, el ingreso mensual promedio se puede reducir hasta $88.
Alvarado indicó que desde hace cinco años se dedica "casi de tiempo completo" a ayudar a los borregueros, afirmando que "el nivel de injusticia se acentuó a partir de agosto del 2009", en referencia al caso de dos pastores peruanos.
En abril del 2010, Roel Espejo, 25, y Juvencio Samaniego, 32, presentaron una demanda federal contra el rancho de John Peroulis & Sons Sheep Inc., en la localidad de Craig en la esquina noroeste del estado.
Espejo llegó a ese rancho en marzo del 2009, y Samaniego en junio de ese año.
Según la demanda, los dueños del rancho confiscaron los pasaportes y visas de los peruanos, les descontaron de sus sueldos el costo del viaje.
De acuerdo con la demanda, no se les dio ropa apropiada ni comida suficiente, y se les permitían sólo 15 minutos de descanso por turno para comer. Ambos peruanos afirman que fueron golpeados.
El caso de Espejo y Samaniego aún sigue pendiente, pero la demanda llevó a la creación de la Red de Peruanos de Utah para ayudar a los ovejeros en Utah y en Idaho. Se han reportado problemas similares para los borregueros en California y en el estado de Washington.
"La gente de la ciudad no sabe cómo viven los borregueros. No entienden lo que realmente les está pasando ni cómo se los trata. Son personas que llegaron legalmente al país y que fueron invitados y contratados para trabajar. Pero como no son ni de aquí ni de allá, quedan olvidados y desprotegidos", declaró Alvarado.
 
Dennis Richins, director ejecutivo de Western Range Association, que agrupa a los rancheros de esa región y gestiona las visas para los pastores ovejeros, sostuvo en recientes declaraciones a Capital Press, un sitio electrónico que cubre temas agrículos, que tanto las agencias regulatorias como su asociación verifican las condiciones de trabajo de los ovejeros.
Según Richins, más del 85 por ciento de esos trabajadores pide que se renueven sus visas. Eso significa, dijo, que "el trabajo es bueno" y que "a los rancheros les gusta".
Además, WRA interviene en casos de denuncias y expulsa de la asociación a los rancheros que no resuelven satisfactoriamente esas denuncias, como sucedió en el caso del rancho demandado por Espejo y Samaniego.
Debido a la complejidad de esos casos - y del tema en general - Alvarado solicitó hace dos años la colaboración de Thomas Acker, profesor de español en Colorado Mesa Universtity en Grand Junction.
Tras comprobar personalmente la difícil situación de los pastores ovejeros, Acker comenzó a ayudar a Alvarado por medio de contactos, de visitas a los ovejeros y de la participación de Acker en la compilación del reporte que CLS publicó el año pasado, además de acompañarlo en presentaciones y de ayudarlo a obtener recursos.
"Las leyes actuales no se ajustan a la realidad ni favorecen a los trabajadores. Nadie los protege, ni las autoridades locales ni los consulados de sus países. No se puede esperar nada de las autoridades de sus países de origen, pero tampoco se puede esperar nada de las autoridades estatales o federales", dijo Acker.
El principal argumento que se esgrime para no ayudar a los pastores ovejeros, dijo Acker, es que "Estados Unidos está en una crisis tan profunda que hasta se deben recortar servicios para sus ciudadanos, por lo que no se puede esperar que se otorguen beneficios a extranjeros".
Detrás de ese argumento, dijo Acker, se esconde el hecho que la gente desconoce lo que pasa con estos trabajadores.
"Necesitamos que la gente se entere y que exprese su preocupación ante los representantes del gobierno, para que por lo menos se hagan cumplir las leyes que ya existen y que protegen a estos ganaderos extranjeros", sostuvo el catedrático.
Recientemente como parte de ese trabajo, una delegación de once estudiantes de la Universidad Creighton, en Omaha, Nebraska, se reunió con Acker y Alvarado, y con Ricardo Pérez, director del Proyecto de Asuntos Hispanos en Montrose, Colorado, para informarse de la realidad de los ovejeros y expresar su solidaridad con esos trabajadores.
Tras el viaje, los estudiantes iniciaron una campaña nacional "para poner fin a esta práctica de esclavitud y tráfico de personas que totalmente degrada su dignidad humana", según el comunicado difundido por la
Oficina de Asuntos Multiculturales de la Universidad Creighton.
Acker y Alvarado también están buscando el respaldo de una importante organización religiosa nacional para, por su intermedio, impulsar mejoras en las condiciones de vida de los ovejeros.
"El problema no es que los rancheros no cumplen con la ley. El problema es que las leyes no requieren que se les ofrezcan mejores condiciones de vida a los pastores ovejeros. Las agencias regulatorias no hacen lo que tendrían que hacer y por lo tanto no pueden identificar las condiciones de vida apropiadas", expresó Acker.
Alvarado y Acker realizarán una presentación de la situación de los ovejeros durante la reunión anual de la Coalición de Colorado por los Derechos de los Inmigrantes, que se realizará el 1 y 2 de octubre en Estes Park.
Para más información, envié un correo electrónico a lynn@coloradoimmigrant.org.